
Clásico emprendimiento por necesidad, la bodega o “tiendita” de barrio forma parte del paisaje (y del ser) nacional y es símbolo del carácter tenaz de los peruanos ante la exigencia de generar el propio empleo. Este negocio no requiere de un capital inicial alto y, en cuanto a necesidades de espacio los requerimientos son muy flexibles, tanto que pueden instalarse hasta dentro de una casa.
Según el estudio “Impacto económico en Bodegas”, realizado a solicitud de la Asociación de Bodegueros del Perú (ABP) en 2015, en Lima existen alrededor de 113.000 bodegas y la cifra a nivel nacional asciende a 414.000.
Su incidencia en la generación de autoempleo es alta, pues según este mismo informe, el 41% de los encuestados manifestaron que la razón por la que establecieron este negocio fue la escasez de trabajo. El informe también reveló que el 58% de los dueños de bodegas de Lima no nacieron en esa ciudad, y que el 62,5% de estos negocios están a cargo de madres de familia.
Aprender a hacer negocio
Las bodegas son clave en la cadena de valor de
Andrés Choy –Presidente de la Asociación de Bodegueros del Perú–, asegura que los dueños de las tiendas son conscientes de que necesitan cada vez más capacitación en temas de servicio al cliente, marketing y tributación para hacerle frente a nuevos competidores.
Para ayudarlos a enfrentar ese desafío, Arca Continental Lindley, socio embotellador de
El programa se enfoca especialmente en las mujeres, pues son ellas las que lideran el 77% de los puntos de venta que tiende el Sistema
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