Kiara Flores es una cocinera que hace magia con sus ollas. Lo lleva en la sangre: es piurana y ha aprendido a darle la vuelta a la adversidad. Cada semana debe ingeniárselas para preparar el menú diario para 70 mujeres trans de seis solares del Cercado de Lima. Lunes, miércoles y viernes, sin excepción. Ahora más que nunca, en medio de la pandemia, necesita del espíritu solidario y de las donaciones.
Aquí, la esperanza tiene la forma de un plato de comida. La olla común que Kiara ha montado en su propia habitación, en el segundo piso de un viejo solar de la avenida Colmena, ha logrado que las chicas de la comunidad puedan afrontar las difíciles circunstancias que ha generado la pandemia. Y por eso Kiara tiene motivos para mantener sus ollas encendidas: “Solo unidas podremos salir adelante”.
“Nos han entregado valiosos alimentos que nos hacen falta en nuestro día a día. Debido a la pandemia ya no podemos salir a trabajar. Esta donación es un alivio”, dice Kiara, cocinera ad honorem y Coordinadora General de la organización Empoderades. Si la discriminación las golpea a diario, ahora la falta de trabajo y el hambre se han convertido en dos de sus principales preocupaciones.
El bienestar es compartido. Lo sabe Kiara y también lo sabe Deysi. “Trabajar en este proyecto me llena de orgullo como empresaria. Ha generado crecimiento en mi negocio, ha generado un buen impacto en la comunidad y la satisfacción de poder ser parte de un proyecto de ayuda social”, dice Deisy, que tuvo que convertir su restaurante en un minimarket. La resistencia la define. Si algo tiene en común con Kiara es evitar rendirse.
La falta de oportunidades laborales, más aún en este contexto, las pone en mayor riesgo frente a la pandemia. “A raíz de esta situación no podemos hacer nada porque no salimos a trabajar. Muchas de nosotras somos migrantes y no somos aceptadas por nuestras familias. Y por eso es que continuamos con la iniciativa de las ollas comunes”, cuenta Kiara, quien mantiene el sueño de constituir un comedor popular para mujeres trans.
En San Juan de Miraflores, Esmeralda Rengifo también tiene un sueño: ver a más compañeras de su comunidad con un ingreso seguro. Ella, por suerte, continúa trabajando como estilista en una peluquería, pero con las limitaciones del presente. Los KitCARE la ayudaron a sortear los días más difíciles. “Al ser discriminadas, tenemos poco trabajo, y por eso los alimentos que hemos recibido nos ponen muy contentas”, asegura.
Las beneficiarias, en el Cercado de Lima, en San Juan de Miraflores, Los Olivos, Surco, Villa María del Triunfo, San Juan de Lurigancho, Chorrillos y Villa El Salvador, pudieron acceder a los víveres mediante un sistema seguro y práctico: el canje de Wabicréditos a través del aplicativo WabiPay. “Cuando yo me acerco a hacer las entregas tenemos que hacer la operación: ellas me transfieren esos puntos a través del QR del celular. Es una aplicación muy amigable”, cuenta Deysi, dueña de Danha’s Market en Pachacámac.
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