El futuro del planeta depende del agua, y
La campaña Volvamos al origen, recientemente lanzada por
REDUCIR. La innovación tecnológica ha permitido disminuir el volumen del agua en los procesos productivos. En la última década se ha logrado optimizar en un 20% el uso de agua por litro de bebida producida.
REUTILIZAR. El uso responsable del agua en cada etapa del proceso se ve reflejado también en el tratamiento de agua residuales, que se utilizan para limpiar las instalaciones o regar los jardines de las siete plantas a nivel nacional.
REPONER. La meta trazada para 2020, de regresar a la naturaleza el 100% del agua utilizada en las bebidas fue alcanzada y superada 5 años antes.
En total, son cuatro las acciones —derivadas de estos tres ejes— que
1. Mejores instalaciones para reducir y reutilizar el agua. El Sistema
Solo en el caso de Pucusana, que aporta el 55% del volumen total de producción del país, cada envase se produce con un 20% de mejora en el uso eficiente del agua, y un 50% de los flujos residuales son reaprovechados en otras labores.
2. La conservación de bosques en la Reserva de Biosfera de Oxapampa. Desde 2014, en alianza con la Fundación Avina y el Instituto del Bien Común,
A través de 42 Acuerdos Recíprocos por el Agua, firmados con propietarios de predios, se ha garantizado la preservación de 1.283 hectáreas de bosque húmedo, esencial para la formación de los primeros puntos de agua de las cuencas ribereñas.
3. La recuperación de la cuenca alta del Río Chilca. La iniciativa, que cuenta con la participación y respaldo de The Nature Conservancy y Water Resources Group 2030,
busca rescatar la cuenca del río Chilca, la cuarta en importancia para Lima Metropolitana, para beneficiar no solo al distrito de Pucusana sino también a las provincias de Cañete y Huarochirí.
Los 600 habitantes de Calahuaya, en el distrito de Mariatana en Huarochirí, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, podrán tener acceso al agua y mejorar sus cultivos en un contexto de cambio climático.
La aplicación de infraestructura verde ya ha empezado. La meta es restaurar 100 hectáreas de pastizales naturales y tres bofedales, implementar 30 hectáreas de zanjas de infiltración, construir cinco microreservorios con una capacidad de 1.300 metros cúbicos para almacenar agua de lluvia y así generar hasta 20.000 metros cúbicos de agua al año. De esta forma, la escasez de lluvia no afectará el caudal del río Chilca.
La población ha mejorado sus prácticas diarias: evaluar la calidad de agua que adquiere a través de camiones cisternas, mantener sus contenedores en buen estado y tratar el agua con cloro antes de ser consumida. El siguiente paso será replicar esta estrategia en otros nueve asentamientos humanos de Pucusana.
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