A Yeny Ortiz nada la detiene. A lo largo de 20 años al frente de su tienda “Market Ortiz” ha tenido que enfrentar retos que podrían haber llevado al cierre de su negocio, pero siempre decidió seguir adelante. Ni la enfermedad de su padre, ni el robo a su bodega, ni ahora la pandemia han torcido su carácter. Supo sobreponerse al dolor y al miedo, y contó con el acompañamiento oportuno de la Escuela de Negocios de
En esas tres ocasiones, las puertas de su local se mantuvieron cerradas. La incertidumbre puso en pausa su negocio. Pero la asesoría de Víctor Guaylupo, Jefe de la Escuela de Negocios, resultó decisiva para que Yeny se convenciera a sí misma de su empuje. “Tuve mucho miedo, mucho temor, pasé momentos difíciles, pero lo importante fue levantarme, enfrentar la situación y decir ‘vamos a luchar día a día juntos’”, cuenta a Journey.
No fue fácil en ningún caso. Pero cada desafío le dejó una enseñanza. Fue capaz de dejar todo para cuidar a su padre. Pudo empezar de cero después de que desmantelaron su tienda. Y entendió que en medio de una emergencia sanitaria tenía un compromiso con sus vecinos. “Pude enfrentar situaciones muy duras. Supe educarme, supe aprender y supe afrontar cada desafío. Como mujer dije: ‘Me tengo que levantar’”, recuerda.
La solidaridad, la resiliencia y la entrega por su comunidad fueron valores que Yeny reforzó en la Escuela de Negocios de

Desde que abrió su bodega a finales de 1999 en Ate, Yeny tenía claro su propósito de vida. “Quería crecer como persona y darle educación a mis hermanos”, cuenta, sentada en la entrada de su local en la urbanización Los Portales de Javier Prado. La huanuqueña recién llegada a Lima, que fue empleada de hogar y asistente en una tiendita de barrio, es ahora una empresaria bodeguera con el orgullo del tamaño de sus tres sucursales.
La bodeguita que empezó con 100 dólares prestados es ahora “Market Ortiz 1”. Está a punto de abrir “Market Ortiz 2”, a dos cuadras del local principal. Y dentro de poco inaugurará “Market Ortiz 3” en su tierra, Huánuco. “En medio de esta cuarentena, he conseguido uno de mis mayores sueños: tener un local propio en provincia, allá en Huánuco, junto a mis hermanos”, dice Yeny, con la emoción en la garganta.
Inevitablemente vuelve a sus años de infancia. A los primeros pasos junto a sus ocho hermanos y a su padre. Por él, por ellos, el minimarket lleva el apellido de la familia. “Ortiz no es cualquier nombre; no es cualquier apellido. Ortiz significa trabajo, lucha, coraje y sobre todo mi padre: Félix Ortiz, que nos impuso y nos dijo: ‘El trabajo es importante para salir adelante, el trabajo es importante para poder crecer’”, recuerda.
“Lo principal que he aprendido es que este negocio no es un simple negocio; es una empresa, y me siento una empresaria.
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